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Gracia y Bondad

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Durante el mes de abril y mayo nuestras reflexiones están ligadas al proceso de crecimiento espiritual, el cual estamos todos siendo participes. La gracia de Dios es un concepto fundamental en la Biblia. Se define como el favor inmerecido que Dios otorga a la humanidad, especialmente manifestado a través de la salvación ofrecida por Jesucristo. Permíteme profundizar en este tema:

  • Origen de la palabra “gracia”:

    • En el Nuevo Testamento, la palabra traducida como “gracia” proviene de la palabra griega “charis”. Esta palabra significa “favor, bendición o bondad”.

    • Todos podemos mostrar gracia hacia otros, pero la gracia de Dios va más allá de lo que podemos comprender.

  • Significado de la gracia de Dios:

    • La gracia de Dios es inmerecida. No se gana ni se merece por obras humanas.

    • Se describe como un regalo gratuito de Dios. A través de ella, Dios decide bendecirnos y favorecernos en lugar de condenarnos por nuestros pecados.

Desde el Antiguo Testamento, vemos ejemplos de la gracia de Dios, como cuando Dios sacrificó un animal para cubrir el pecado de Adán y Eva (Génesis 3:21), prefigurando el sacrificio final de Cristo por los pecados de la humanidad (Juan 1:14, 17).

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  • Cómo obtener la gracia de Dios:

    • La gracia de Dios no se obtiene por méritos humanos ni por nuestras obras. Somos salvos por gracia mediante la fe en Jesucristo (Efesios 2:8-9).

    • Experimentamos la gracia de Dios a través de la salvación, el perdón de pecados, la santificación, el servicio y la fortaleza en la debilidad (Efesios 6:14, 19, 22; 2 Corintios 2:9; 12:9).

En resumen, la gracia de Dios es Su amor inmerecido hacia nosotros, manifestado a través de la obra redentora de Jesucristo. Es un regalo que está disponible para todos los que se acercan a Dios a través de la fe en Cristo, ofreciendo salvación.

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#MuestraaCristo

Yura Cabral

Es necesario morir.

Sin duda, Cristo nos dio ejemplo en todo. Ā”Tenedores! MuriĆ³ fĆ­sicamente y resucitĆ³ al tercer dĆ­a, pero tambiĆ©n muriĆ³ renunciando a la gloria y majestad de la que disfrutaba. MuriĆ³ cuando renunciĆ³ a su condiciĆ³n de ser supremo y se volviĆ³ como cualquiera de nosotros, frĆ”gil, vulnerable, poco atractivo. MuriĆ³ cuando se dejĆ³ azotar de la manera mĆ”s cruel y vil. MuriĆ³, cuando con sus Ćŗltimos alientos de vida, perdonĆ³ a sus verdugos, (Lucas 23:34) JesĆŗs no muriĆ³ simplemente en la cruz. De la misma manera, nosotros tambiĆ©n debemos estar dispuestos a morir al mal, a nuestros deseos, a los vanos placeres, a nuestras agendas y planes; debemos morir a todo lo que somos y tenemos, para poder vivir para Ɖl. TODO SE TRATA DE ƉL. Ā”Y GIRA ALREDEDOR DE ƉL! Debemos mirar a las cosas de arriba y no a las cosas de la tierra (Colosenses 3:2), si verdaderamente hemos sido crucificados y muertos con Cristo. Ā”Si participamos de su muerte, tambiĆ©n participaremos de su resurrecciĆ³n! (Romanos 6:5) Ya no debo vivir para mĆ­, sino para agradar a Aquel que me amĆ³ y se entregĆ³ para darme salvaciĆ³n. Ā”Vale la pena morir para que Cristo viva en ti!ā€‹

Yura Cabral.

En su sombra

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Rebeca Ortiz Ruiz

La vida nueva

¿Qué es la vida nueva?

… serán pasos, pasos pequeños que yo voy dando…

pero sola, sola no puedo…

Tú me acompañas en el sendero.

La vida nueva más que un anhelo,

es ver el cielo con Tu mirada

es la ternura de Tu perdón, es Tu mirada.

La vida nueva es un regalo que voy abriendo

voy descubriendo que es en Tu amparo y Tu cuidado,

el Alfarero me ha rescatado.

Es en Tus manos, manos seguras en mi quebranto,

dejando atrás lo que no es.

Soy Tu vasija.  Soy Tu creación.

Tú vas moldeando mi corazón. 

La vida nueva es el Señor

va caminando en mi interior, y con Tu luz vas alumbrando

y  mis tinieblas,  vas derribando,

en cada día  vas ayudando.

Pasos pequeños  los vamos dando.

Tu vida en mí va susurrando, misericordias  vas derramando.

Mi rendición es necesaria.

La vida nueva todo lo cambia, todo lo hace, todo lo puede.

Es el gobierno del Rey de reyes, eres Tú, Cristo en gran amor

has escogido ser mi Seño 

Tu hermosura habita en mí

Salvador mío,Tú estás aquí.

 

 

Rebeca Ortiz-Rios

Escuchar su voz

La Semana Santa y particularmente el Viernes Santo es una Ć©poca que por tradiciĆ³n la mayorĆ­a de la gente aprovecha para celebrar de la manera equivocada, yendo a la playa, viajando, saliendo a comer etc, sin embargo realmente es una Ć©poca para celebrar y reflexionar de una manera diferente. . Estos dĆ­as el cuerpo de Cristo conmemora la crucifixiĆ³n de Jesucristo y su muerte en el Calvario. Que por su gran amor por la humanidad, Dios sacrificĆ³ a su Ćŗnico hijo para nuestra salvaciĆ³n y para darnos vida eterna. Tenemos que tomar en cuenta y reconocer que no somos dignos de tan gran acto de amor. No hay nada que los humanos podamos hacer para borrar nuestra maldad y asegurar nuestra salvaciĆ³n, porque la iniquidad que habita en nosotros no nos hace dignos de tal sacrificio, sin embargo, por su gran amor por nosotros se sacrificĆ³. y derramĆ³ su sangre para redimirnos. Por eso, estos dĆ­as deben ser un tiempo para reflexionar y agradecer en todo momento a Dios por todo lo que hizo, hace y harĆ” por nosotros. Y lo hizo por Amor, no por obligaciĆ³n. Nuestro deber y respuesta a tal sacrificio es vivir con rectitud delante de Ć©l, haciendo lo que es agradable a sus ojos, no sĆ³lo un dĆ­a, sino todos los dĆ­as de nuestra vida. Gracias al sacrificio de JesĆŗs en la cruz tenemos el perdĆ³n de nuestros pecados y la salvaciĆ³n de nuestras almas. Y todo lo hizo por su gran amor a la humanidad. Y nos deja saber en Juan 11:25-26 Yo soy la resurrecciĆ³n y la vida; el que cree en mĆ­, aunque estĆ© muerto, vivirĆ”. Y todo el que vive y cree en mĆ­ no morirĆ” para siempre. 1Pedro 1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro SeƱor Jesucristo, que segĆŗn su gran misericordia nos ha hecho renacer para una esperanza viva, por la resurrecciĆ³n de Jesucristo de entre los muertos. Hermanos, debemos tener presente que este dĆ­a no es sĆ³lo un dĆ­a festivo, sino que es el resto del aƱo en el que debemos vivir una vida consagrada a Ć©l. No se trata de una festividad, ni de una tradiciĆ³n, ni de una religiĆ³n, sino de tener y mantener una relaciĆ³n y un encuentro personal con Cristo. Tener una fe establecida en aquel que venciĆ³ la muerte, resucitĆ³ y ahora vive en nosotros a travĆ©s del EspĆ­ritu Santo.

Vivian Corrales

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Vivian Corrales

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El maravilloso "PERO" de Dios:

Esto no tiene que ver con el corazĆ³n, no tiene nada que ver con lo que hacemos, esto tiene que ver con el cambio de naturaleza, que trae transformaciĆ³n, tĆŗ y yo nos medimos, no con Cuanto mĆ”s oro, o cuanto mĆ”s lee, no con mĆ”s hago, ni con mĆ”s das, no con mĆ”s canto o mĆ”s ayunas, sino que nos medimos con Cristo, que es la vara de nuestra medida, Cristo, es Cristo, el Ćŗnico. que nos amĆ³ a ti y a mĆ­... y cuando nos medimos con Ć©l, me doy cuenta de lo lejos que estoy de su carĆ”cter, de su poder, de su perfecciĆ³n, de su sabidurĆ­a. Pero como eso no puedo lograrlo en mi naturaleza humana, no puedo lograrlo en mi carne, nunca puedo en mi carne ser como Ć©l, vivir como Ć©l, por eso Cristo viene y nos dice, os dice y me dice: "Yo os doy". todo eso por Gracia."

David MalvacĆ­a

Por Tu Gracia

David Malvacía

 

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¿Por qué creo que Dios me ama?

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En algunas ocasiones he dado respuestas como: "porque soy una buena persona", "Dios me ama porque vengo al templo", "porque estoy dando mis ofrendas", "Dios me ama porque leo la Biblia y conoce el Salmo 23", "

"Él me ama porque fui a la reunión o al retiro". Me he dado cuenta de lo lejos que estoy de responder a esta pregunta. Simplemente nos ama porque le apetece.

No es de extrañar que el apóstol Pablo en Efesios 3:18 diga: "Espero que podáis entender, como todo el pueblo de Dios, cuán ancho, cuán largo, cuán alto y cuán profundo es su amor". Cuando le damos una razón de por qué Dios nos ama, deja de ser amor.

 

 

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